climatologia, medioambiente

Sequías: nada nuevo en la historia. Parte II

Sequías: nada nuevo en la historia. Parte II

¿Hay sequía en la actualidad?. Sequías globales y locales

Dicho todo lo anterior, en la Parte I del artículo, casi más que de un hecho científico, si hay sequía o no, es sobre todo una opinión. No hay manera de saberlo. Y no hay manera de saberlo porque no hay un registro en donde aparezca que el tiempo que vivimos hoy es mejor o peor que alguno de los ocurridos en el pasado.

Es cierto que este año ha llovido menos que el año anterior. Comparado con ese año sí hay sequía. Si hacemos un cálculo de los últimos diez años, la desviación en los datos será menor y se podrá afirmar que no hay sequía sino escasez de lluvias. Tomando los datos de los últimos cien años, el dato se suaviza mucho más.

Este año ha llovido poco y ha hecho un calor más elevado durante mucho más tiempo. En el caso de España las lluvias caídas han sido distintas según la región.

En zonas como Pirineos ha habido más lluvias que en Asturias, pero en Asturias ha llovido suficiente comparado con Galicia que está a su lado en donde no recuerdan los más ancianos haber visto, como este año, desaparecer el cauce de algunos ríos en la peor sequía de la que se tiene registro. Es sin duda un dato anómalo pero al hacer la media con toda la península, casi no se nota. Por eso muchas veces se habla de sequías locales.

Tormenta de verano formada por altas temperaturas en agosto de 2017.

En Teruel cayeron tormentas de agua y de granizo de manera tan torrencial que los daños fueron enormes. Estos fenómenos extremos ocurrieron durante el verano en al menos tres ocasiones. En la última la acumulación de hielo fue tal que algunas calles tuvieron que ser limpiadas con máquinas quitanieves y se dieron tres casos en los que tres bomberos tuvieron que ser atendidos por hipotermia, todo ésto en Verano.

Como se puede ver, clima extremo sí, sequía, tal vez.

Si se calcula la media de aguas caídas en la región puede ser que las cifras por acumulación de agua no sean tan bajas. Además, habrá pequeñas comarcas en donde estas tormentas no hallan caído y padezcan una gran sequía.

Recién entrado el otoño llegó a la península parte de un ciclón proveniente del océano Atlántico que dejó durante tres días una gran cantidad de lluvias. En zonas como el Sur en Andalucía, se produjeron inundaciones de consideración, siendo especialmente extremas en algunas poblaciones en donde algunas calles se convirtieron en ríos por los que se movían sin control flotando, vehículos que estaban aparcados.

Una semana antes de la llegada de este frente, en las Islas Canarias, la calidad del aire pasó a ser calificada como de «muy mala» por la Calima procedente del desierto y no se recomendaba salir a la calle, lo que se hacía difícil por el enorme calor que aun en el mes de octubre había en las calles.

Reservas y Calidad del agua

La cantidad de agua en reservas en todo el territorio nacional es de lectura localizada. Quiere decir que dependerá del sitio en concreto.

Embalse de Palmacés (Guadalajara) casi vacío en verano de 2006.

En el mes de agosto, a primeros, en algunos pueblos de Guadalajara, hubo restricciones de agua en el suministro urbano. Así, había una gran cantidad de horas al día en que al abrir el grifo, no salía nada. Al final tuvieron que traer agua en cisternas para dicho suministro porque se cortó el agua totalmente ya que no la había.

En otras poblaciones este tipo de restricciones se ha dado ya a comienzos del otoño porque las lluvias no aparecen. Hasta la llegada del frente lluvioso que se mencionaba antes, estas restricciones se hicieron en varios pueblos de Andalucía.

Sin embargo, esas últimas lluvias del otro día, ya pasaron y apenas sirvieron para llenar un 1% los embalses. Debería de llover de esa manera que lo hizo hasta al menos el mes de diciembre para recuperar el 100 % de los embalses. Como es improbable que eso ocurra la predicción vaticina un otoño muy seco que probablemente apenas traerá el agua necesaria.

¿Para cuanto tiempo tenemos agua?

Saber durante cuanto tiempo dispondremos de agua para nuestro consumo es una pregunta cuya respuesta depende de si caen lluvias o no pronto. También depende de los usos que le demos a ese agua que de momento conservamos.

Si es para beber, tenemos para al menos otro año más aunque no lloviera. Pero hay que tener en cuenta factores como la evaporación de este agua cuando haga calor. También hay que considerar que el agua embalsada es de peor calidad a medida que queda menos.

La acumulación por concentración de orgánicos y otros elementos presentes en el arrastre de los ríos hace que esas partículas queden en suspensión y disolución en una concentración cada vez más alta. Esto lleva a una calidad del agua cada vez peor.

Pero si además de para beber se emplea para el riego de cultivos, no habrá ya nada a partir del mes de febrero. Si además sacamos de estas reservas agua para su uso urbano, industrial y otros sectores empresariales, se acabará antes de Navidades.

De todos modos esta es la media calculada para todo el territorio nacional. Localmente hay lugares en donde ya apenas hay suficiente para beber mientras que en otros disponen de unas reservas mayores sin necesidad de restricciones en ninguno de los sectores antes mencionados.

Si llegan las lluvias tendremos más margen de maniobra para el uso de ese agua embalsada prolongando así nuestra reserva hidrológica. Y si las lluvias no llegan, estaremos a merced del clima y los elementos igual que ocurrió, como se destacaba en la parte I del artículo, en civilizaciones pasadas, lo cuál traerá un futuro incierto para todos.

También, para tranquilizar, estas situaciones ya se produjeron en el siglo XVIII con periodos muy severos de sequías que afectó a amplias regiones peninsulares y por tanto a sus habitantes. Estas personas en unos casos se pudieron adaptar con los escasos recursos y otras tuvieron que desplazarse a otros lugares.

Ocurre con más frecuencia de lo que pensamos esta clase de hechos. De repente se produce una anomalía climática y ello trae consecuencias sobre poblaciones enteras que deciden emigrar. Y al contrario, regiones que eran muy inhóspitas, en un momento dado, mejoran y se convierten en zonas muy ricas llenas de recursos lo cuál atrae a poblaciones que crecen con rapidez.

Igual que las sequías y el calor, ha habido en Europa momentos totalmente distintos. Es el caso de la conocida como pequeña edad de hielo ocurrida entre 1350 y 1850. De todas maneras, que hiciese más frío no siempre fue garantía de que lloviera.

Dentro de ese periodo, a finales, se conocen cuatro momentos entre el año 1700 y 1900 en donde el clima fue tan seco que en algunos casos, no hubo cosechas.

Gran acequia para la distribución del agua sobre los campos de cultivo.

Percepción y soluciones

Tenemos ahora tal vez un percepción más amplia del panorama general que vivimos en su comparativa con la historia.

Los hechos por una parte son los que son. Si esos hechos los sacamos de contexto, se producen aberraciones en la percepción haciéndonos ver una realidad que no es. La objetividad no existe, pero si de un modo global todas las personas perciben la misma realidad, encontraremos que esa es la realidad. ¿Quién si no lo va a saber mejor?.

Incluso con esos datos, tal vez la valoración de dichos hechos por personas de otras civilizaciones en el pasado o futuro, o en el presente de unas culturas en comparación a otras, podría ser algo distinta.

En cualquier caso, como la objetividad no existe, la realidad debe considerarse como la percepción que un conjunto tiene sobre lo que le afecta, ya que para ese grupo no hay otra realidad diferente. Sí la hay si por ejemplo se imagina otra realidad que sea mejorable, realista y alcanzable, pero que no será real hasta que no se materialice.

Así, si todo ese conjunto de personas proyectan esa imagen de realidad alcanzable, finalmente, en un tiempo la podrán lograr pasando a convertirse en realidad. Es igual que en el pasado en donde la supervivencia de una especie dependió de cómo proyectar un futuro en su mente para después materializarlo con hechos.

Surge mucho debate acerca de este enfoque porque incide con la manera de hacer las cosas, de organizar los recursos, del reparto, de cómo diseñar un futuro distinto y mejor, por lo general, para todos. Pero encontramos que esta manera de pensar y visión es en realidad como decía Aristóteles, la ciencia suprema, que es la política.

Congreso de los Diputados en España, lugar donde se ejerce la política.

La política bien se sabe al menos en los últimos dos mil años que ha habido muchas, con una intención común para todos los pueblos que fue la organización y gestión de los recursos para tener un futuro mejor. Sin embargo por diferentes factores y variables, estas políticas no fueron sencillas de aplicar debido a los desacuerdos entre personas con enfoques distintos así como manifiestos abusos de poder.

En unos casos funcionaron y en otros no. En unos casos unas políticas que en un lugar fracasaron en otros lugares funcionaron muy bien, y al contrario.

La política pues, está en definitiva como siempre marcando la dirección de un pueblo y civilización la cuál no trata otra cosa que buscar una manera de cubrir sus necesidades, necesidades más básicas u otras más elevadas. De esta manera, esas políticas tratan de dar respuesta mediante decisiones y distintas propuestas a problemas presentes que garanticen nuestro presente y futuro.

Suelo totalmente seco durante el verano de 2017 en la meseta peninsular.

La única variable que se nos escapa, por si fuera poco, es «el clima». ¿Quién controla el clima?. Que se sepa el clima va solo y no lo controla nadie. Somos nosotros los que nos debemos adaptar al mismo. La única manera de hacerlo de momento es mediante previsiones y por tanto mediante la toma de decisiones en la gestión de esos recursos.

De un modo más o menos torpe, a lo que hemos llegado como mucho es a preservar alimentos perecederos durante un año en cámaras. Otros algo más mediante refrigeración y congelado. Enlatando alimentos logramos hasta entre cinco y ocho años.

Por otro lado, en cuanto a retención del agua, se ha tratado de embotellar. Igualmente se dispone de un tiempo similar al enlatado. Y en cuanto a grandes obras hidráulicas, se han logrado embalsar grandes masas de agua mediante presas y otras ingenierías. En el pasado hace más de dos milenios ya se hacía.

A diferencia de entonces, actualmente estas obras son colosales por el hecho de que responden a un número mil millonario de personas que viven actualmente en el planeta, cantidad que nunca antes se había alcanzado hasta ahora.

Luces, rascacielos y gran consumo en la ciudad de Las Vegas (U.S.A.)

Precisamente por ese control cada vez mayor, mediante la tecnología, de los recursos naturales, nuestra especie ha proliferado exitosamente. Es un logro a tener en cuenta.

Pero también ha generado un problema nuevo que es el de la superpoblación y por tanto la sobreexplotación de los recursos naturales en un camino, que al comienzo era digno de imitar, pero que ahora sin embargo se asemeja más a una plaga sobre el planeta en la que los Humanos devoran todo lo que está a su alcance sin mesura ni control.

Ya aquí de nuevo, ante ya no sólo el reto del clima, sino de dicha superpoblación, surge la necesidad de aplicar nuevas políticas. Otra vez el debate servido y sobre la mesa, la política.

Por un lado, tal vez está ahora más que nunca sobre la mesa, la oportunidad de una gestión global como no la hubo jamás en el pasado.

Ahora debido a la superpoblación y la mayor comunicación existente entre todos los pueblos del planeta, hay una oportunidad de tomar decisiones globales con la complicación de poner de acuerdo a unos crecientes ocho mil millones de personas de distintas culturas, distintas religiones, diferentes desarrollos tecnológicos y en definitiva, diferentes entre sí todos salvo por su nexo común que son «sus necesidades».

Es tal vez el único punto en común en donde habrá que ponerse de acuerdo mediante la aplicación de políticas que serán distintas para cada uno de estos pueblos pero que deberán acordar una conciliación para cubrir esas necesidades.

Fachada del Congreso de los Diputados en Madrid en donde aparece una alegoría a la Justicia.

Eso sí que es un hecho. Hasta hoy no se había producido una situación así jamás en la historia de la humanidad, una humanidad que ha pasado por distintas civilizaciones probando diferentes fórmulas y modelos, y que la llevaron de agitar un palo en un árbol para poder alcanzar sus frutos, hasta tallar rocas y a continuación construir edificaciones de adobe y piedra. Sólo han pasado más de 500.000 años de lo primero, 50.000 años de lo segundo, y 9.000 años de lo tercero.

Nadie sabe qué ocurrirá en el futuro pero lo tenemos que decidir y construir hoy entre nosotros. Como en el pasado, cuanto mejor y de mayor calidad sea nuestra información y comunicación, más posibilidades de éxito tendremos de solucionar este conflicto.

Embalse del Atazar en la provincia de Madrid con sus reservas llenas en marzo de 2015.

 

autor del artículo:

Jesús Pablo Alonso García

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